Datos personales

jueves, 3 de marzo de 2011

La Señora

Lloraba la Señora de tarde en tarde escapada.
Escapaba de su casa, su rutina la mataba.

Ni amigas ni confidentes, lloraba, así, de repente.
Recordando los agravios, que habitaban en su mente.

Aguantaba la Señora, por sus hijos y sus nietos.
Las caricias, la dulzura, sólo momentos muertos.

Su cuerpo entumecido, aguantaba lo vivido.
Después de toda una vida, la mejor opción, el olvido.

Gritaba lo que sufría, pero su voz no se oía.
No pronunciaba palabra, su desdicha lo impedía.

Ni se paraba a pensarlo, ni siquiera a meditarlo.
Aún menos defenderse, mucho menos criticarlo.

Un juramento hecho, ante el altar, ante Dios.
Hace que la Señora, padezca casi sin voz.

Cómo romper lo jurado, lo prometido ante Dios.
Se decía la señora, ¡lo hemos jurado los dos!

Yo cumpliré con mi parte, con fuerza su voz interior.
Él no ha cumplido la suya, brindarse a mi con amor.

Fabius.

No hay comentarios: