Atrapada entre el cemento,
no te das tregua, ¡amas tu vida!
Crispada por la impotencia del momento.
Perturbada entre tu afán y tu caída.
A mi, me acompaña tu esperpento,
tu alocada forma de urdir tu despedida.
Creo poder sentir, si te veo, tu lamento.
¡Te deseo libre! Y no, saberte malherida.
Son las luces que te subyugan, ¿serán tormento?
Porque vas tras ellas, provocan tus ansiosos aleteos.
Moradora de mi habitación te has hecho, veo tu miedo.
Y el abrir mis ventanas, ¿causarían tu contento?
Cubres cada arista, cada esquina sin aplacar tus deseos.
¡Al fin! Una ráfaga de aire, la súplica de un solo credo.
Fabius.-