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miércoles, 31 de agosto de 2011

Mi poema más humano.




¡Ay! Copiosas tempestades
diosas y permanentes
que bañan tus mejillas al mirar.

¡Ay! Tambores de tormentos,
mensajes turbulentos,
que rompen tu corazón al repicar.

  Así, como olivos crecidos sin motivo
tus ánimos se aferran a tu tierra sin sentido.
Y la lluvia, aunque barriera tus raíces.
Extienden sus brazos en busca de sustento sin pesar.
  

¡Ay! Girasoles al mediodía
escasos de algarabía.
Lloran tus ojos al mirar.

¡Ay! Lluvia de algún verano
que sólo merma en tu mano
humedeciendo tu piel al despertar.

Eres lluvia, eres cauce, eres río.
Corren por ti copiosas aguas del hastío,
sin llegar a ser vestido, son tapices
de tu alma, de tu cuerpo, de tu llanto sin lugar.


¡Ay! Tu lamento claro y fuerte es tu cauce y tu sonido.
Es tu miseria como hojas que navegan sin sentido.


¡Ay! Vendaval en tu garganta.
Cantaleta, de una infanta.
Afrenta  que has debido sofrenar.

¡Ay! Te has sumido en lontananzas.
Has puesto bermejas tus esperanzas.
Sólo huellas de charcos puedo seguir a tu pasar.

Eres furia, eres desolación, árbol caído.
Huracán cuando en ti la fe se ha ido y bravío.
Silencioso errante, dulce soñador de tiempos felices.
Mis lágrimas brotan al verte derramar las tuyas sin parar.


Y la lluvia ya pesa sobre tus hombros, confunde tu sentido.
Paso a paso dejas tristeza, al menos crece la maleza del olvido.
Verte caminar y respirar, crueles aforismos, es verte ungido.
Al menos la inconciencia de tus penas pretende, crezcan flores en tu umbral.


Fabius.-

1 comentario:

emmiliosky dijo...

Solo decirte que es de los que "llegan". De los que no solo hacen pensar sino sentir.

Mi reconocimiento y mi enhorabuena por ese texto mágnífico.