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jueves, 3 de noviembre de 2011

Mirando hacia mi patio.




¡Cuantas voces viven en el umbral de mi memoria!
Viven en él, surgen de él, ahora se aplacan.
Como racimos que suspendidos de la historia,
jugosos y tiernos, marchitos se derraman.

Les he construido como la vid de la vida.
Fueron el parral de mi patio de baldosas.
En verano, relajada, visualizaba su caída,
En invierno, observaba el sucumbir de sus hojas.

Ni un rayo de luz traspasó nunca su entresijo.
Y su olor, el del tiempo, emanaba de sus moradas.
Aquello que alguna vez, causó mi regocijo.
Hoy es pausa. Es tiempo de ver más allá de aquellas ramas.

El azul se mezcló con  verde, marrón y morado.
Y los rayos de sol penetraron y gotearon mis baldosas.
Con el calor, el musgo fue sutilmente secado.
Pueden verse las vetas entre grises, blancas y verdosas.

¡Lejos de tumbarme sobre ellas!
¡Lejos de quedarme anonadada!
Puedo confundirme con sosiego en las estrellas.
Tras su calor, su brillo, sentirme deleitada.

Fabius.-