Cantaba porque cantaba, de porcelana tenía la cara.
Cantaba lo que veía, lo que no, me lo inventaba.
Cantaba de día, de noche, de tarde, de madrugada.
Cantaba a la luna llena, al día, a la nevada.
Todo lo que podía ver, quería cantar y cantaba.
Cantaba estando triste, feliz, temblorosa o acongojada.
Cantaba lavando platos, fregando o arrodillada.
En la cama también cantaba, boca arriba o ladeada,
mirando hacia la ventana la dulce noche estrellada.
A veces algún vecino me pedía que cantara
y yo lo hacía orgullosa, feliz de que me escuchara.
Cantaba al sapo, a la liebre a la mosca o a la rana.
Me daba igual lo que fuese quería cantar y cantaba.
Había que verme a veces cantar descalza en pijama,
parecía un fantasma que el cantar le dominaba.
Cantaba fregando ropa, bajo el sol o la solana.
A veces limpiando el polvo y otras haciendo camas.
La gente que me escuchaba se reía a mis espaldas.
Ya esta cantando de nuevo la loca de la Cantata.
Me inventaba las canciones, mi cantar se me agotaba
y necesitaba empujones de mi memoria artesana.
Pero el día llegó en que mi cantar se acalló,
me quedé muda de golpe
no pude con mi canción.
Todo el mundo preocupado buscaba una explicación,
la explicación no venía.
La Cantata se calló.
La Cantata triste y sola miró al cielo y sonrió.
¡Podía seguir cantando!
¡Puedo oírlo en mi interior!
Fabius.-
1 comentario:
Ohhhh que bonitaaa me encanta. Continua progresando
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