Datos personales

viernes, 6 de mayo de 2011

Lloviendo estaba la noche.



Lloviendo estaba la noche porque llovía.
Bañando con clara agua, armoniosas balconadas
plenas de geranios, malvones y colmadas
de agua regalada, copiosa, para regarlas.

Lloviendo estaba la noche porque lloviendo.
Pondría nota y música a los eternos,
a los enamorados, refugio, encuentro.
Deleites de medianoche bajo su estruendo.

Lloviendo estaba la noche porque llovizna.
Amainando su caída, para regar sin prisa
las flores de los balcones. ¡De agua están servidas!
Agradecidas y ufanas, ¡última gota! admitían.

Lloviendo estaba la noche porque lluviosa.
Para poner, otra vez, en marcha aquellas cosas.
Las que, bajo el cántico de su sonido
se pueden crear, ¡tantas historias gloriosas!

Lloviendo estaba la noche porque lloraba.
Al ver ventanas cerradas, habitaciones en calma.
Al ver, noche oscura sin luces.
Sin, ser, que sus aguas bañara.

Lloviendo estaba la noche porque soñaba.
Con acompañar el sueño, en una noche estrellada
de alguna piel que en silencio,
por ella, fuera acunada.

Lloviendo estaba la noche porque llovía,
porque lloraba, porque soñaba,
porque reía, al ver, al día que sigue
recordarla y ansíe esperarla.

Fabius.- 

No hay comentarios: