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miércoles, 4 de mayo de 2011

¡Oh. soñado mío!




¡Oh, soñado mío!, oh! imposible.
Oh! lejano más de lo visible.
Me provocas ansiedades de tenerte.
Me insinúas te busque tercamente.

¡Oh, soñado mío!, oh! tan esquivo.
¿Por qué me huyes? ¿Es que no vivo?
¡Oh, soñado mío!, soñante de mis soñares.
¿Es que temes mi sentir y mis pensares?

¡Oh, soñado mío! Ferviente soñadora,
¡soy la que te escribe! ¡la que te implora!
¡Oh, soñado mío! la que se impresiona
al verte aparecer, fugaz, cual mi corona.

¡Oh, soñado mío! Soñante hasta el fin.
No me hartaré de soñarte y de seguirte al confín.
Porque, ¡oh, soñado mío! te buscaré
zigzagueante, entre  crecidas ,yo, te encontraré.

¡Oh, soñado mío! te me resbalas de los dedos
como aceite, como agua, como anacardos.
¡Quédate conmigo! Soñado de mí sueño.
Deja que te pretenda, déjame ser tu dueño.

Soñado mío. Soñado. ¿Me escuchas?
¿Me sientes? ¿Sientes mis duras luchas?
¡Oh, soñado mío! ¿No tiembla tu oído al oírme?
Pues mi grito es belicoso. Mas, consigues hundirme.

¡Oh, soñado mío! ¡Oh, soñado mío!
Este mi último recurso, mío.
Para conseguir tu amparo, tu regalo.
Mi último hilo de voz, mi último y muy calado.

¡Oh, soñado mío! dejaré de soñarte esta vez.
Reprimiré mi sentirte, mi desearte, esta vez.
¡Oh, soñado mío! fundido mi desatino.
Contigo, ¡oh, soñado mío! desatino.


Fabius.-

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