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martes, 12 de julio de 2011

Al encuentro de la muerte por un líquido ambarado.













Deja ya a tu fiel amiga.
A tu amiga de la angustia.
La que te embeleza el alma
La que colma tus tristezas.

La que se asemeja al ámbar.
La que refresca tu aliento.
La que te brinda la calma
Para, después, traerte recuerdos

Deja ya de agitar sus esencias.
De consumir tu tiempo en sus velos.
Ella te regala aroma, ilusiones todas.
Ella te desprende, te aparta del tiempo.

Tu mano ya tiene su forma.
Has esculpido su marco.
Ella contiene tu horma.
Se ha amoldado a tu embargo.

Se ha transformado en tu vuelo.
Te ha ofrecido sus alas.
Tú y tu desconsuelo
Habéis sucumbido a sus galas.

Ámbar de un solo color.
Del color de la miel si cabe.
Una es dulce y regocija.
La otra es hábil y culpable.

Fuerte es su entrada en tu miseria.
La llena, la dota de promesas bellas.
Te sientes libre, alma sin pena.
Al fin de la velada, sólo, epopeyas.

Se ha convertido en tu amiga.
Y tú, su íntima confesa.
¿Has visto en ella a la aurora?
¿Has visto en ella una estrella?

Es que no es esa la aurora.
Es que no esa la estrella.
Sólo es un poco de ámbar.
Que con el hielo refresca.

Ella te nubla la vista.
Ella te aparta del rumbo.
Necesita moribundos,
a quien saciar sus segundos.

Se ha instalado en tu cuerpo.
Ha poseído tus agallas.
Tú le sorbes, le amas.
Ella  ha conquistado tu alma.

Siento, siento, siento.
Verte sumergida en pos de nada.
Nadando en aguas ardientes.
Esperando a la guadaña.

Peno, peno, peno.
Por tu sucumbir a su sabor,
A su efecto ensoñador,
A su disfraz de ave de roc.

Ansío, ansío verte reír.
Verte al fin ser feliz.
Olvidando a tu amante.
Deseando, de nuevo, vivir.

 Fabius.-

1 comentario:

emmiliosky dijo...

La Palabra. Siempre, La Palabra. La usas siempre con buen fin. Aunque duela. !Valiente!