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lunes, 30 de mayo de 2011

Soy manzana.





De lo contable escaparon mis recuerdos.
De lo tangible, lo palpable, lo fugaz.
Hubo un tiempo en que fue imperceptible,
que de ellos, perteneciera mi verdad.

Ahora que lo real, irreal se ha vuelto.
Ahora que todo lo que fue, nunca será.
He percibido que era amiga de lo muerto,
de lo que nunca alimenta y muerto está.

Cómo puede el sensible, el experto,
no ver, más allá de aquel umbral.
Cómo puede un corazón pensar recuerdos,
no haber sentido, mirado, algo espectral.

¿Es que la luz de lo banal me ha encandilado?
¿Es que no pude sentir, apenas, su desliz?
Tan ciegos son aquellos que no vieron.
Tan ciega estuve, siempre, aunque viví.

Desgajada en cuantas capas fue posible.
Comprendí que el cuchillo, que pelaba, no era ruin.
Capa a capa emanaba lo especial, lo sensible,
lo que vale, lo que reluce, y no tiene fin.

Lo que cubre, aunque, hermoso y deslumbrante.
Que envolvió mi sencillez y mi sentir.
Se hizo añicos, su finísima, cubierta errante.
Quedando, al fin, la gema sin esculpir.

El sabor que me ha quedado de lo muerto,
es amargo y esta viciado de dolor.
Mas, tuve que probarlo, sin remedio,
para captar lo dulce, lo real, escondido en su sabor.

Fruto del árbol más glorioso de la vida.
Fruto prohibido, más aún, acometido.
Ayer, cubierta de la capa más pulida.
Hoy, manzana sin corteza, ni cumplido.

Fabius.-

1 comentario:

Ricardo Miñana dijo...

Hola paisana, que bonita es tu poesía, llena de recuerdos.
es un grato placer leerte.
feliz semana.
un abrazo.