Datos personales

jueves, 23 de junio de 2011

Lágrimas de niña.




Agua clara derramaban sus ojos embriagados de alegría.
Como sudor en copa de cristal, ellos brotaban sin vergüenza
Como rocío descansando en los pétalos, ellos amanecían.

¿Por qué lloras dulce y apesadumbrada niña?
¿Por qué lloras?


Porque feliz me encuentro de ver el Sol brillar en cada día.
Porque la Luna, humilde, ilumina mi camino y me vigila.
Porque el árbol frondoso de aquel parque me alberga sin cobardía.

Tu llanto parece copioso, desgarrador llanto de tristeza.
Tanto, que al oírlo sólo se me ocurre dejarte mi hombro
para cojín de tu manantial de amargura.
Para que llores sin trabas, pero con calor y sin corteza.


Cascada abrumadora apagaba mi calor inmune.
Al tiempo empapado, mas al tiempo humedecido.
Secaba mi interior las gotas de sus ojos acongojados.
Saciaba su llanto mi sed de ayudarla, de imaginarla.
Convirtiendo sus aguas en mar en calma, agua pura,
agua que albergue cualquier esperanza de vida,
cualquier esperanza de detener el tiempo al mirarla.


¿Y por qué sigues en tu llanto, niña del alma?
¿Por qué continúas entristecida?

No lo ves, allí  en el parque, ya no crece mi árbol de juegos.
Allí, en cielo, el Sol ya no brilla como antaño, ya no brilla.
Y allí, en la noche, la Luna ya no me vigila, pues no la veo.

Querida niña, tus amigos, tus admirados no te han abandonado.
Están ahí, dónde antaño les has dejado, ellos te recuerdan.
Saben de ti, saben tus pasos, tus lamentos y tus llantos.
Cierra los ojos, mira de nuevo, verás en ti, a ellos, renacer.
¡Eres tú, su milagro!

Ya no lloras, mi niña, ya no lloras.

Feliz mi dicha de verles de cuando en cuando.
Cercana su presencia, cercana a su regazo.
Cercana mi existencia, la de ellos.
El tiempo no les ha borrado.

Fabius.-

1 comentario:

Emmiliosky dijo...

Creo que cualquiera de quienes saben de tí, al leer este poema, debieran sentirse orgullosos. Siento que lo están.